VICTOR VILLAR EPIFANIO

19.02.2012 15:39

La delgada línea de los Derechos Humanos

Ya os he hablado antes del conflicto de los dependientes con el Gobierno de Castilla-La Mancha. Pero los últimos acontecimientos, ya roza el absurdo político más espantoso. Pero lo que es aún peor, se está apunto de traspasar la delgada línea de los Derechos Humanos y a un servidor ya le está entrando un poco de miedo. Me explico.
Antes de nada, como no es mi misión dar noticias sino analizarlas, aprovecharé las ventajas de escribir en un medio digital y para no repetirme os recomendaré leer la noticia que mis compañeros de redacción tan fenomenalmente han tratado en este enlace: https://www.diarioprogresista.es/cospedal-vuelve-a-enganar-a-los-dependientes-de-castilla-la-mancha-9415.htm
¿Ya está?,  ¿lo habéis leído? Pues vamos allá.
Cuando este Gobierno Autonómico ha hecho esto, en mi opinión, ha sobrepasado los límites de la política, situando como normal una acción indigna.
En primer lugar, vemos que a través de la mentira sistemática, se ha llegado a intentar generar una realidad inexistente e incluso se ha querido continuar con esa falsa premisa, negando incluso la existencia de conflicto. Esto, ya sobrepasa todos los valores que deberían regir la política, haciendo de la mentira norma y no excepción, estrategia de actuación sistemática y no simple e inocente técnica de distracción.
Esto, nos lleva al segundo paso, deshumanización. Cuando una persona  miente sistemáticamente a otra, pierde todo respeto por ella y crea una realidad paralela, llega a desarrollar la fantasía de que esa persona, realmente cree esa mentira. Esto lleva a distanciarse de las personas objeto de esa mentira, deshumanizarlas al pensar que no tienen voluntad propia y que se van a creer todo lo que se les diga. No son más que una pieza más en la mentira que intentamos construir. Si además, interiormente vemos a estas personas como una carga social, como es el caso, la deshumanización es mayor.
En esto último, hay un punto de inflexión política.  Desde ese momento, el servido pasa a ser el sirviente, está al servicio de una realidad acorde a unos intereses. Una vez llegados a este punto, cualquier apelación a los Derechos Humanos de estas personas serán inútiles y por lo tanto, su violación ser verá como normal, e incluso necesaria para nuestros fines.
Lo que nos queda por pensar en este caso, es si los miembros del Gobierno de Castilla-La Mancha se creen sus propias mentiras, o simplemente interpretan un papel para conseguir sus intereses políticos. Veamos.
- Si estamos en el primer caso, solamente estaremos ante una actuación políticamente reprochable, por ir en contra de los valores que deben regir la política. Estas personas no serán dignas de su profesión por desvirtuar su esencia, convirtiendo en norma la mala fe.
- Si se creen sus propias mentiras sistemáticas, estaremos ante algo mucho más peligroso. Ante la creación de una realidad paralela con las consecuencias anteriormente expuestas.
Esa es la única explicación que veo a esta actitud. ¿Se lo creerán o no?