CASTILLA LA MANCHA..."EL DESIERTO DE LA CONCIENCIA"

29.07.2012 20:43

Sabemos que hay especies que en ciertas épocas del año hibernan, todo ello, dentro del ciclo natural que necesitan para subsistir. Pero, curiosamente, ningún científico, al menos hasta el momento, ha llevado a cabo un estudio, no sobre la hibernación que es el letargo en época invernal, sino de la más pura pasividad de la conciencia humana, la cual, al menos en Castilla la Mancha, abarca las cuatro estaciones del año.
Sería muy duro, incluso lo que calificarían algunos de crueldad, el desear el mal ajeno. Pero más duro y cruel es el ver la realidad y la situación por la que están atravesando muchas familias. Personas que están tomando nuestras calles, no por ideología como algunos maliciosamente pretenden que la sociedad vea (¿verdad señora Riolobos?), sino por la defensa de algo tan básico como es nuestra sanidad, nuestra educación, nuestros servicios sociales, nuestro derecho a trabajar, nuestras personas en situación de dependencia y, ante todo, por nuestra dignidad.
Es inexplicable, indecente e inmoral, al menos para aquellos que no solo se dedican a ver la formula uno y a la selección, que los mismos que destruyen nuestra sanidad pública tengan intereses propios en la sanidad privada. Que los mismos que se pueden permitir el lujo de llevar a sus hijos a colegios privados, con cuotas de pago muy sustanciosas y que pagan gracias a nuestro dinero, sean los que sometan a las familias a que ni siquiera puedan pagar los libros de sus hijos. Que los mismos que presumen de ser los más familiares, marginen a las familias numerosas. Que los mismos que alardean de ser los defensores de la vida, estén llevando a las personas a la mayor de las exclusiones sociales. Pero lo que es un crimen, sin precedente alguno, es querer traer al mundo, por decreto, a esos mismos que están pisoteando.
Cuando estás en esta lucha, no solo para defender tus derechos sino también los de los demás, y miras a tu alrededor y donde debería haber miles y miles solo ves cientos, un solo sentimiento invade mi cuerpo y mi mente. Un sentimiento cruel e indigno lleno de odio hacia todos aquellos que, al igual que estos cientos de personas dignas del mejor ejército que haya existido, necesitan de un médico para su familia, necesitan de un profesor para sus hijos, necesitan un trabajo digno para subsistir y necesitan una protección social. Pero, sin embargo, no están.
Por suerte, este sentimiento se desvanece rápidamente como el humo. Solamente tengo que pensar en estos cientos de valientes y jabatos luchadores que me recuerdan a décadas pasadas. Donde nuestros padres y abuelos luchaban porque tenían dignidad, porque sabían el significado de la palabra “hijos” y donde el futuro de estos era más importante que su propio presente. Pero también me sobra con mirar a los ojos a mi hijo, el cual me refleja a tantos y tantos niños que no tienen la culpa de que sus padres miren más por su propio ocio que por el futuro de ellos.
Todo esto, aunque me caiga, hace que me levante con más fuerza, y donde hay un desierto vea un oasis, el cual, con toda seguridad, encontraremos al final de esta lucha. Oasis, por cierto, del cual nos beneficiaremos todos,,,”leones y huevones”.

Enrique Rivas